¿En verdad los artistas tienen que salvar a la sociedad?

Quiero dejar claro que yo no me considero alguien “especial”. El artista, sostiene el entrevistado, ya no puede ser un redentor de la sociedad, ni alguien que desfogue las pasiones de la gente. Su labor es ser, a lo mucho, un agitador, un terrorista. El arte es incapaz de cambiar las cosas directamente pero puede salvar al mundo mostrándole a quien lo contempla qué tanto forma parte del sistema; salvarlo a través de la belleza.

Enrique Cedillo es un pintor figurativo que cree en un arte más incluyente y “desacralizado”. Su afición por esta disciplina inició como un sueño por hacer comics, la influencia de su familia y una oportunidad “irrepetible”. Licenciado en arquitectura, tomó la decisión de dejar los despachos para dedicarse completamente al arte cuando, en 2010, fue invitado a participar en una película animada. A partir de esa experiencia, no libre de dificultades, Enrique ha dedicado la mayor parte de su tiempo a la pintura, ocupación que eventualmente rota entre traducciones y trabajos de diseño por encargo.

GG Allin – Estudio de Guido Reni
Óleo sobre lienzo, 90 x 60 cm, 2015

Esta “tardanza” con la que llegó a una de las pasiones de su vida le hicieron tener una perspectiva del mundo artístico que no encumbra al creador, sino que, al contrario, trata de que éste ayude a cada persona a tener una perspectiva diferente del mundo, pues cada vez se incentiva menos la imaginación en nuestras sociedades y sigue muy vigente la idea de que actividades como pintar o tocar un instrumento sólo pueden realizarlas muy pocas personas. Es decir, el artista tiene que inculcar la rebelión. Ahora, en entrevista para We’re MagazineEnrique Cedillo nos habla sobre su trabajo como pintor y qué papel juega hoy el arte en la sociedad.

We’re.- ¿Crees que las escuelas ayuden a detonar el talento del artista?

Enrique.- Creo que cada vez se nos enseña menos a dominar una disciplina, mientras que, por otra parte, lo que se nos enseña cada día es más especializado, menos universal y se enfoca a cumplir un trabajo específico como si fuéramos un engrane. Hasta las mismas universidades te lo dicen: “cada día perfilamos gente de acuerdo con los requerimientos de los empleadores”. Entonces cada día las escuelas te impiden pensar fuera de la burbuja del neoliberalismo y esa vida loca de: nace, crece, decide que vas a hacer a los 18 y muere, cuando a los 18 ni siquiera sabes qué quieres hacer, la neta.

“La idea fija”, Óleo sobre lienzo, 120 cm. x 120 cms

We’re.- Entonces, ¿el artista solo puede hacerse a sí mismo?

Enrique.- Sí. Yo creo que el papel del artista es bastante difuso y complejo porque yo ya no creo que seamos los salvadores de la sociedad porque el arte no puede salvar nada. Si pudiera cambiar algo ya lo hubiera hecho con la novena sinfónica de Beethoven, ¿sabes? Ya lo hubiera cambiado Diego Rivera. Creo que lo que el arte puede hacer es agitar. Habemos quienes nos tenemos que echar el mal del siglo a los hombros y hacernos a un lado para reflexionar y romper con esta ceguera de taller. Nos tenemos que dar el deber de plantear nuevas posibilidades. Como decía Tolstoi: la belleza salvará al mundo y yo creo que el arte puede salvarlo en ese sentido, siendo provocadores y agitando conciencias, y sobre todo siendo incluyentes para dejar de idealizar el arte como labor de genios. Veo mucho como se está retomando el arte como terapia seriamente, por ejemplo. El arte tiene que salir, humanizar a la gente y replantearnos como seres humanos. Los artistas tienen que salir a enseñarle a dibujar a la gente, a que aprendan a tocar un instrumento.

“Ensoñación 1 (Mixcoac)”, óleo sobre lienzo, 80 x 70 cms

We’re.- ¿A qué sean agitadores de su propio mundo?

Enrique.- Exacto. Suena a cliché pero creo que es cierto. Algo que me caga de la posmodernidad es esta falsa individualización que pregunta: “¿Y tú qué has hecho?” “¿Y tú qué haces por la contaminación?” Tú no puedes resolver un problema de sistema, pero sí puedes ver que eres parte de y eso es bien difícil. Detenerte a reflexionar. No sé sinceramente si yo mismo hago eso en mi trabajo pero creo que es lo que debería hacer un gran artista el día de hoy.

“Tacos”, óleo sobre lienzo, 50 x 40 cms, 2016

We´re.- Acerca de tus cuadros, ¿Qué lugar ocupa el paisaje urbano en tu trabajo?

Me encanta mucho la idea del muro y de la ciudad. Y creo que viviendo en el D. F. es ineludible el tema. Mi mundo transcurre en la ciudad y en un mundo semi-rural que visitamos frecuentemente Diana y yo. Esas bardas desoladas y el tema de la noche. Me gusta mucho el terror, que mis pinturas creen psicología, estados de ánimo, que transfieran cosas.

“San Andrés”, óleo sobre lienzo, 25 cms. x 25 cms

We’re.- ¿Cómo te sientes reflejado en tus obras?

Enrique.- Yo creo que mi trabajo me refleja plenamente aunque creo que eso es difícil verlo con claridad. Creo que en lugar de tener una gran visión en la vida ésta se va construyendo de pequeñas visiones. Visiones de un día o de una semana; para mí cada cuadro es así. Un pequeño momento de mí y de mi vida. Ahora que mencionabas el paisaje urbano, Diana y yo cenamos tacos muy seguido y a mí me encanta encontrar poesía en eso. Con el cuadro con el que estoy más satisfecho es el de Tacos. Creo que es muy honesto y capta muy puntualmente una parte de mi vida. De repente pinto cosas más complejas pero me gusta más la poesía de lo simple, de lo cotidiano. Lo cochambroso, el metro Taxqueña. También me gusta la ciencia ficción. Tengo una relación de amor y odio con mi trabajo muy profunda.

Enrique Cedillo, pintor figurativo.

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