La imitación de la realidad; es decir, su estilización, ha ocupado mucho espacio en la imaginación de hombres y mujeres que, de algún modo, se han dado a la tarea de construir mecanismos precisos para hacer de lo que no es real un vehículo de comunicación de sentimientos, pasiones, preocupaciones, vicios y virtudes de la humanidad. Vale decir que a lo largo de la historia muchas de estas manifestaciones, ya tradicionales, ya profesionales, han dado cuenta de asuntos sobre los que apremia proponer una solución. Si recurrimos al pensamiento accidental filosófico más antiguo, vale también decir que la mezcla de lo tradicional y lo profesional da resultados, cuyo alcance y fuerza radican en la magnitud de la vibración en las fibras del espectador que se deja llevar por la contemplación de la gravedad de los hechos.
La Escuela Nacional de Arte Teatral en colaboración con las compañías Teatro El Milagro y Batallón Teatro logra cohesionar tradicionalidad y profesionalismo en Malpaís, cuya dirección se encuentra a cargo de David Olguín. El éxito de la pieza radica en que la dramaturgia presta su voz para promover un gesto activo: atrapa al espectador, lo seduce, juega con él y lo lleva hacia la zona más profunda del hecho teatral para, por último, devolverle la parte de responsabilidad que le pertenece como actor en un drama que trasciende la ficción toda vez que rompe las convenciones de interacción entre el público y el drama.
La apuesta de Olguín con Malpaís apunta hacia el abandono del rol de espectador pasivo y contemplativo, pues su representación teatral es agresiva a la vista desde que se ocupa la sala, invitando al espectador a cuestionar lo que observa. En el centro del escenario una zona negra, vacía, rodeada por la bandera tricolor que luce sucia y sin escudo prestará sus límites para transformarse en una pista de baile para la alegórica figura de la violencia. La misma bandera proporcionará un cambio de perspectiva para proyectar la voz crítica de la realidad exterior al recinto: voces y rostros que reclaman la desaparición de un pasado que, si bien no fue mejor, está manchado por la falta de acción colectiva.
¿En cuántas ocasiones, desconocido lector, ha escuchado decir “si no pasa dentro de mi casa; entonces, no pasa”? Las voces en Malpaís se van encadenando desde la infancia hasta la senectud, recuerdan a cada instante que ha habido hombres y mujeres cuya identidad se ha olvidado; hombres y mujeres cuyos anhelos, sueños, deseos y trabajo se ha perdido debido a la obligada alienación a la que está sometida la sociedad moderna.
Mencionar a los catorce integrantes del colectivo que revitaliza este drama mexicano sería ir en contra de la misma propuesta que representan. Hombres y mujeres de teatro se dejan varias lágrimas en los hombros del espectador una vez que se lo ha llevado al estómago del monstruo del que forma parte todos los días. En este sentido, es toda una experiencia saber que usted, lector de estas líneas, revelará también su descontento frente a la carne fresca de humano puesta a la venta, a los favores políticos vendidos a la vista, a la madre que pierde a sus hijos secuestrados a la vista, a una patria cuyas instituciones defraudan a cada instante a un pueblo generoso, fraternal, hogareño, delicado y poético, pero que ya trae cargando muchos años de pérdidas que no han sido explicadas y frente a las que muchas personas cierran los ojos.
¿Quiere usted una crónica de lo que pasa en escena? Lo invito a que revise la historia del último cuarto del siglo pasado y las dos primeras décadas del presente. En escena no pasa nada, no hay acción, pero sí mucha poesía. Quizá, durante los momentos en los que usted ocupa la sala del Galeón en el CCB, cruce los brazos y se pregunte si “había una vez un país” en el que la sociedad no haya sido golpeada por ella misma y por las instituciones que ha creado para su sana convivencia.
Horario: jueves 20 hrs., sábado 19 hrs.
Clasificación: adolescentes y adultos.
Entrada general: $150,
Desuentos: Gente de Teatro: $45; Jueves al teatro: $30; Viernes en bici: $45; maestros, estudiantes e INAPAM: 50% de descuento.
Foto de portada: Prensa INBA
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