Toda la pieza se puede entender como una metáfora del tiempo en el cual vivimos: somos consumistas, consumimos personas y relaciones. La sed nunca se nos quita, queremos más, siempre vamos a desear más, aquello que no podemos obtener…

Un corazón color rosa, colocado en el fondo del escenario, que se prende en los momentos más melosos, lo advierte: esto aquí va seguramente del amor. No obstante, Forever Young / never alone es una comedia “romántica” poco común y es porque su dramaturga y directora Nora Coss es poco común, pues dentro del panorama del teatro mexicano se ha ido perfilando como una voz excepcional: sus personajes suelen ser igual de astutos, directos y sarcásticos que su creadora.

La también novelista –Nubecita, Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela 2018- se preocupa particularmente por la forma de sus piezas, es decir, su estructura interna, el uso del lenguaje, el modo de hablar como reflejo fiel del contenido. Ella, a diferencia de otros dramaturgos, busca con fervor una solución conceptual; toda la pieza se edifica sobre un mapa bien pensado, como si sus obras dramáticas fueran construcciones arquitectónicas. En este sentido es lógico que la misma dramaturga desee llevar sus textos a la escena para así concretizar y materializar su poética, ser la responsable del resultado completo.

Desde el inicio de su escritura, Nora Coss tenía muy claro que Forever young / never alone iba a ser una “comedia tap” que iba a requerir el empeño de dos actores-bailarines. La directora eligió a un par de talentosos: Santi Ulloa y Ginette Zavala Arteaga interpretan los papeles de “Él” y “Ella”, una pareja condenada al fracaso amoroso desde su primer “hola”. “-Las peores relaciones comienzan con un ‘hola’. -Las mejores también. -No me digas… -Sí… ¡Mira!” La repetición de la palabra “hola” nos podría recordar otra obra de la autora; en Aperturas cada escena se abre con un ingenuo “¿Cafecito?”. El recurso de la reiteración podría expresar lo absurdo que es nuestra existencia y nuestra rutina en el planeta llamado tierra. Y si lo pensamos bien, todo inicio de una relación parece absurdo. ¿De verdad vale la pena correr hacia la siguiente decepción? ¿Quién nos puede dar una garantía de éxito o de la rentabilidad del tiempo invertido? Nuestra sociedad se ha vuelto impaciente: queremos encontrar a nuestra pareja ideal con un simple “clic”, queremos ahorrar tiempo, queremos llegar a la relación perfecta sin los pasos molestos de en medio.

Para escribir Forever young / never alone Coss se inspiró en el hallazgo de un artículo intitulado “To fall in love with anybody, do this”. El psicólogo norteamericano Dr. Aron realizó un estudio para el cual desarrolló un cuestionario conformado por 36 preguntas para que dos desconocidos puedan entrar en una “intimidad acelerada” y enamorarse de quien sea. Una mirada profunda a los ojos de 4 minutos promete ser el último paso necesario antes de comenzar la nueva empresa amorosa. Coss retoma a su antojo algunas de las preguntas de este catálogo y en su juego escénico se burla de ellas y de las ideas recurrentes del amor. Los personajes en vez de alegrarse por haber encontrado tres cosas en común, parecen enojarse o espantarse. En este interrogatorio extraño, Él y Ella no quieren ver las virtudes del otro, más bien intentan desmantelar sus defectos, buscan su lado más vulnerable y atacable.

Como toda obra escrita con inteligencia también Forever young / never alone permite múltiples lecturas. Cada espectador interpretará lo que reconoce como reflejo de sí mismo y quizás llega a preguntarse: ¿Hasta dónde es posible enamorarse a través del intercambio de unas cuantas preguntas? ¿Hasta dónde es posible conocer al otro? ¿Qué es lo que entiende cada uno por amor? ¿No es esta cosa que nos hace querer a alguien a pesar de sus defectos y diferencias? Él y Ella no podrían ser mucho más diferentes, pero a veces los opuestos se atraen. Él se esfuerza, es amable, cariñoso, está atento. Ella es áspera, berrinchuda, en momentos insoportable. ¿Por qué parece todo el tiempo enojada? ¿Por qué no puede estar feliz? ¿Cuál es su insatisfacción? ¿Y Él? ¿Qué es lo que le motiva seguir ahí? ¿Por qué no se ha ido? ¿Por qué vuelven y se ven una y otra vez?

Forever young no sigue una progresión tradicional, más bien es cíclica o beckettiana. Gracias a los diálogos ingeniosos, al constante “ping-pong” de palabras, el ritmo nunca se cae. Además, la música tocada en vivo por Matías Torres Bravo juega un papel importantísimo, igual que los momentos de baile (coreografía y musicalización: Mauricio Castaño). El tap ayuda a dar énfasis en lo dicho, subraya, acentúa, interrumpe, corta y repite; cansa y agota como el amor o la falta de él. El tap se puede bailar tanto en coreografía como de manera individual ¿o habría que decir individualista? Quizás en cada tap se oculta un pequeño “no te necesito”. Es un género dancístico de Estados Unidos y, de hecho, el país y su cultura son temas de conversación. “Lo gringo” refleja la idiosincrasia de Ella y de múltiples mexicanos que creen que lo que viene de abroad debe ser forzosamente mejor. También se habla del dinero, de educación, de trabajo y desempleo, de tener hijos o no. Coss inserta una sutil crítica de un México siempre clasista y racista.

Con un texto tan bien construido e interpretado como Forever Young no hace falta escenografía ostentosa; dos sillas y una mesita son suficientes. Se trata de una producción independiente (Miguel Gold Trácala Estudio), en la cual todos echaron la mano, hasta la dramaturga asume un pequeño papel y aparece como mesera. Ella quiso ser parte del juego escénico: una directora al servicio de sus actores. Primer y último guiño de que no se trata de una comedia romántica común es el título que bien se podría leer como “forever alone”. Toda la pieza se puede entender como una metáfora del tiempo en el cual vivimos: somos consumistas, consumimos personas y relaciones. La sed nunca se nos quita, queremos más, siempre vamos a desear más, aquello que no podemos obtener. Encontrar amor, amor de verdad, es quizás imposible, pero quizás hay que enamorarnos una y otra vez… hasta que se nos salga bien.


Fotos: Susana H Frías

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