La corrala del mitote es uno de los proyectos pioneros en intentar traer la experiencia del teatro aurisecular al presente; iniciado por Luis de Tavira, cuando todavía perfilaba como director de la Compañía Nacional de Teatro, el pequeño corral de corte isabelino ha prestado su espacio durante un par de temporadas para mostrar en las tablas piezas de Cervantes, Shakespeare y Juan Ruiz de Alarcón.  

A diferencia de otros espacios escénicos, la propuesta es sencilla. Usted llega, se forma un buen rato y espera a que la suerte le sonría para que, en el mejor de los casos, hasta un impermeable le obsequien para disfrutar de las representaciones que se realizan dentro de esa modesta reconstrucción de teatro isabelino. Las composiciones dramáticas que se presentan tienden al enredo, a divertir al espectador y a complicarle el seguimiento de la acción dramática toda vez que atienden a la musicalidad del lenguaje castellano. Sin embargo, si nunca ha escuchado composiciones teatrales versificadas, tampoco es algo que deba preocuparle mucho. El ejercicio lo ha logrado con mucho éxito la Compañía Nacional de Teatro, que en ocasiones anteriores ha presentado La prueba de las promesas de Juan Ruiz de Alarcón y Enrique IV parte I de Shakespeare, y para las cuales, el delicado trabajo de los actores ha facilitado mucho poder seguir el ritmo de piezas que podrían parecer difíciles de entender.

La experiencia ha sido alentadora, por lo menos así parece en tanto que se han abierto las puertas para la Compañía Quinto Acto, la Compañía Seña y Verbo; Teatro de Sordos, la Compañía de Teatro la Mar, Teatro Estudio y Teatro Nómada, las cuales alternarán con la Compañía Nacional de Teatro, aportando, sin duda alguna, varios trabajos que prometen incluso por el público para el que están pensados.

¿Recuerda usted Shakespeare en el Parque? Espere una experiencia similar, sólo que con menos estructura tubular enturbiando su vista; una escena dispuesta, según la obra, con lanzaderas laterales hacia el público y, vaya dispuesto a que todo pueda ocurrir en ese espacio que ya bien conocido y trabajado tienen las compañías arriba mencionadas. La corrala es un espacio sencillo que no pretende albergar a más de cien espectadores; si al portero le da la gana enriquecer su experiencia como espectador, entonces habrá ciento cincuenta, pues cual vil mosquero de Valencia o de Madrid lo dejará ocupar de pie y como mosquetero el patio frente al escenario. 

La corrala inicio con Los locos de Valencia de Lope de Vega dirigida por Antonio Lagarra y ejecutada por la Compañía Escuela Nacional de Arte

La entrada es libre, así que le recomiendo llegar, por lo menos, 45 min antes de que inicie cada función.

Las actividades tendrán lugar del 3 al 21 de octubre en la Plaza de la Música en Centro Nacional de las Artes (CENART).

Un artículo de AvE

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