La Tía Mariela: una rotunda obra de arte

-La obra de Conchi León inaugura el ciclo “Voces de dramaturgas mexicanas” en el Centro Cultural Helénico-

Conchi León (Mérida, 1973) nos muestra cada año más o mejor su colmillo de leona en el escenario, pues su larga trayectoria se siente: más de 30 obras de su autoría estrenadas en toda la República y en el extranjero. El domingo pasado, en lo que se llamó modestamente “primer ensayo general con público”, la gente terminó con una ovación de pie. “Creo que les gustó un poquito.”, agregó la dramaturga y actriz yucateca sonriente a sus compañeras. El espectáculo, dirigido por Francisco Franco, es además protagonizado por la actriz y cantante Alejandra Ley y por la actriz y comediante Montserrat Marañón.

“La puesta en escena está inspirada en el teatro de revista tradicional yucateco. A partir de cuadros escénicos plagados de música, números coreográficos, cambios de vestuario, lentejuelas, jarana y zapateado.” Y es por eso que la presencia y participación de las tres músicos, cantantes y bailarinas Ana María Ortega, Ixchel Muñoz y Margiu López es fundamental para que La tía Mariela se convierta en un trabajo de alto nivel artístico. Los cuadros que se nos presentan son armoniosos y atractivos; entran tanto por el oído como por la vista.

La historia parece simple: tres primas (interpretadas por Conchi León, Alejandra Ley y Montserrat Marañón) se reúnen en una mansión para intercambiar recuerdos y platicar sobre sus tías y las hay de todo tipo: está por ejemplo la tía que fue llevada por una mantarraya o la que fue actriz irresistible o la que sabe leer el destino de una taza de café. Entre chisme y chisme casi se les olvida cual había sido el motivo de su encuentro: la muerte de la tía Mariela. Cada tía es evocada o encarnada por una de las primas la cual recibe entonces todo el foco del público; son estos pequeños momentos que vuelven la obra entrañable e íntima.

El diseño de escenografía, realizado por Adrián Martínez Frausto, es fantástico y se encuentra totalmente a la altura de las actuaciones: una casa que se puede abrir y que permite adentrarnos en las historias cada vez más. Xóchitl González compuso hábilmente la iluminación, vistiendo de luz los espacios interiores, como la sala de estar y la terraza con el hermoso árbol en el fondo. Las luces nos llevan a las diferentes atmósferas: neutral, festivo y hasta místico (pienso en la escena en la cual pareciera que se encuentra una bola de cristal mágica sobre una mesa).

También se deben mencionar el diseño de vestuario de Estela Fagoaga; la dirección musical, composición y arreglos de Leonardo Soqui; el diseño sonoro de Miguel Jiménez y las coreografías de Oswaldo Ferrer. “Todos ellos han aportado a la creación de un universo femenino que oscila entre el presente, la memoria, la especulación y la fantasía pura.” Como otras veces Conchi León se inspiró en historias reales de su familia y de mujeres que ella conoce. La autora es consciente de que los testimonios no se pueden contar tal cual, hay que saber seleccionar lo más impactante y conmovedor. En las transiciones se ve su ingenio; cómo nos lleva de un tema a otro.

Conchi León escribe ý crea desde un feminismo bien asimilado, es decir, juega con los estereotipos y los usa en favor de la comicidad. Por eso sus personajes a veces no entienden bien el significado de las palabras y se equivocan y es justo esa ingenuidad que los vuelve simpáticos. Aquí similar como en su famosa “Mestiza Power” la risa es provocada por la mezcla entre verdad y dolor. Varias tías han padecido cosas tan tremendas que parecen mentiras, pero las mujeres sabemos que estas cosas de verdad pasan. Las tres primas son valientes, toman la maleta y por primera vez viajan en avión. Nos recuerdan que hay que ser fuertes e independientes.

El director Francisco Franco supo crear una rotunda obra de arte en la cual potencializó el talento de cada una: Montserrat Marañón convierte sus narraciones en experiencias vivas, imitando voces y gestos de cada uno; Alejandra Reyes estremece al público con voz, cuerpo y alma; y Conchi León regala a sus fans y seguidores una nueva proeza escénica, al exportar uno de los mejores productos fabricados en Yucatán: ella misma.