13/04/2017
En esta exposición, más de 130 obras de artistas mexicanos retratan el lado más triste de la vida a lo largo del tiempo, de lo novohispano hasta lo postmoderno.
La profunda tristeza del que pierde a un ser querido,; el pesar del exiliado,; el fin abrupto del suicida,; la contemplación de los santos,; el aullido de los espectros,; la transmutación del mago,; el lamento de los mártires,; el abatimiento del enfermo,; el vagar de los perdidos y el temperamento del artista son algunas de las imágenes que podemos relacionar con la melancolía, que más que ser una emoción, es un complejo espectro de la emocionalidad humana.
La melancolía, siempre objeto del arte, es acaso el producto de nuestras tristezas sublimadas, el resultado alquímico de convertir la tragedia en oro, en belleza, en creación. Las almas más obscuras han producido los más extraordinarios romances; los taciturnos han elevado elegías que resuenan por su potencia emocional y los poetas han cantado las desdichas de culturas enteras.
Según las teorías grecolatinas que rigieron el mundo pre-científico, el cuerpo humano contenía cuatro humores o líquidos elementales que coincidían con los cuatro temperamentos y de cuyo balance dependía el funcionamiento corporal. Uno de estos humores era la melancolía, bilis negra por su raíz etimológica, que era definida por tendencias lúgubres, morosas, nostálgicas o fastidiosas. Las enfermedades mentales como la depresión solían considerarse consecuencia de un desbalance en los humores y un exceso de melancolía. A este temperamento/enfermedad se asociaban algunas ideas medievales como la culpa y el pecado original.
Fue con la escuela neoplatónica que se comenzó a relacionar el carácter melancólico con el genio artístico, la predisposición a la belleza y la pretensión intelectual. Giorgio Vasari, uno de los primeros historiadores del arte, consideraba que los pintores y otros artistas eran más propensos a la melancolía por la naturaleza misma de su oficio, y que la sensibilidad que el arte demanda también implicaba un mayor riesgo de tristeza profunda.
La exposición Melancolía se ha inaugurado en el Museo Nacional de Arte INBA. Es un recorrido a través de cinco siglos de arte plástico mexicano en torno a este concepto. Obras que van desde lo novohispano hasta lo postmoderno exploran las muchas ópticas desde las cuales decenas de artistas han visto el lado más triste de la vida.
Divididas en cuatro núcleos temáticos: La pérdida del paraíso, La noche del alma, La sombra de la muerte y Los hijos de Saturno, las más de 130 piezas que conforman la exposición, ofrecen un recorrido emocionalmente intenso, conmovedor e introspectivo.
En la muestra, los Cristos flagelados de Cristóbal de Villalpando conviven con los paisajes torturados y desoladores de Manuel González Serrano y el tras-tormenta de Diego Rivera, las figuras espectrales de Guillermo Meza cuelgan junto al extraordinario infante póstumo de Joan Bernardet y Aguilar, emocionante hasta las lágrimas y la imponente escultura de Thais de Enrique Guerra pesa al lado de la tenebrosa Pan de angustia, agua de aflicción de Benjamín Domínguez.
Además de los antes mencionados, el visitante encontrará pinturas, dibujos, grabados y obra escultórica de autores como Juan Tinoco, Juan y Nicolás Rodríguez Juárez, Francisco Eduardo Tresguerras, Manuel Ocaranza, Julio Ruelas, Saturnino Herrán, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Manuel Rodríguez Lozano, Rufino Tamayo, Juan Soriano, Alice Rahon, Cordelia Urueta, Leonora Carrington, Martha Pacheco, Julio Galán y Aldo Chaparro, entre otros. La muestra además dedica un pequeño espacio para explorar la melancolía en el cine, la música, la literatura y la poesía.
En sus Poemas Saturnianos, Paul Verlaine escribió uno de los poemas más melancólicos de todos los tiempos, Canción de Otoño, que termina: “Y entonces me voy con el viento malo, que me lleva aquí, allá, semejante a la hoja muerta”..” El lector puede quedarse con esa sensación al visitar Melancolía, abierta al público hasta el 9 de julio en uno de los museos más emblemáticos del centro histórico de la CDMX.





MELANCOLÍA
Museo Nacional de Arte INBA
Tacuba 8, Centro Histórico, CDMX
Hasta el 9 de julio de 2017.
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