«Se habla de la desaparición del libro; yo creo que es imposible. Un libro se lee para la memoria.»
Jorge Luis Borges
Cada que te sostengo en mis manos, querido amigo quisiera poder describirte con una sola palabra, pero me resulta difícil en extremo porque adoptas muchas formas. Y no te conformas con eso, sino que hablas en diferentes lenguas. En tus páginas tienes la forma del pensamiento del hombre, siendo escrito por interminables intelectos.
Desde tu invención, hace ya muchos años, fuiste testigo del caminar del hombre, lo acompañaste en muchos momentos. ¿Qué no lo has visto hacer? Desde el río Nilo, pasaste al Egeo, para luego establecerte en el Tíber. Has pasado tantas eras, revoluciones, conmociones y transformaciones, que me sorprende que no hayas perdido tu belleza.
Hay días que hablas de religión, y otros de ciencia. Hay otras veces que empiezas por política, y acabas en filosofía; no cabe duda que eres el invento más maravilloso que ha creado el hombre. Antes tuviste por morada ciertas varias geografías y hoy estás repartido por todo el orbe.
Habitas en tierras occidentales y en las orientales. Te encuentras por todos lados. Mediante tu mensaje, has ayudado a los hombres a conquistar tierras, a establecer religiones, a edificar monumentos, a aliviar los males que aquejan su cuerpo. Tienes aplicaciones interminables.
Algunos piensan que tu mejor época ya pasó. Algunos hay que piensan que moriste hace algunos ayeres; pero yo digo que no conciben tu inmortalidad. Mientras exista una persona que piense, mientras exista una persona que hable, mientras estemos aquí; estarás por compañero nuestro.
Te necesitamos. Eres la puerta que nos conduce a la eternidad; la primera piedra de la primera casa construida. Eres el cimiento más profundo de cualquier monumento existente; eres la memoria eterna de la humanidad.
Feliz día del libro.
Un texto de Jorge Velázquez Pagola
Foto de portada: Free-Photos
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