La localidad de Homún en el estado de Yucatán es conocida por la abundancia de cenotes en sus alrededores. Pueblo de habitantes mayas que se han dedicado a las actividades ecoturísticas para sustentarse; tras el declive de la industria henequenera en el estado. A pesar de gozar de cierta prosperidad económica; grandes empresas han buscado abrirse paso en territorio maya, ofreciendo empleos a sus habitantes en aras “del desarrollo”.
Sin embargo; el desarrollo promovido por las grandes empresas, a menudo conlleva un gran costo ambiental.
Hace unos días, la Suprema Corte de Justicia de la Nación anunció la suspensión definitiva de la mega granja porcícola Kekén, ubicada a kilómetro y medio de los cenotes; favoreciendo la contaminación de los mismos.
La granja, aprobada por el presidente municipal Enrique Echeverría Chang, presentó una serie de irregularidades en su conformación; las cuales incluyeron la ausencia de una consulta apropiada a la comunidad y un reporte de impacto ambiental que aseguraba que “no había población indígena en la región“.
Ante los amparos de la porcícola, los pobladores de Homún se organizaron a través del voto y la consulta popular; para exigir a las autoridades que se se cerrara la planta. Desde el año 2016, Homún inició este proceso de resistencia que busca proteger su territorio y cenotes; los cuales se consideran sagrados en la visión de los pueblos mayas.
En octubre 2018, niñas y niños de la comunidad de Homún interpusieron un amparo por su derecho al aire y agua limpios. Este amparo falló a favor del cierre definitivo de la granja; la cual debe permanecer cerrada durante el transcurso del juicio que continúa.
Como posible represalia, algunos paradores turísticos fueron clausurados; aunque los sellos de clausura fueron retirados ayer.
Con información de La Jornada Maya, Pie de Página y Daniela Pastrana
Foto de portada: Sharon Hahn Darlin, vía Wikimedia Commons
