Sobre el grupo Yodoquinsi y sus orígenes

Yodoquinsi es un proyecto musical establecido actualmente en la Ciudad de México; pero con raíces en el pueblo de Santiago Chazumba en Oaxaca. El nombre del grupo es una referencia al nombre mixteco de esta localidad, que se interpreta como “tierra de muchos colores”.

Mientras que este nombre tiene un sentido literal para el pueblo, ya que la riqueza mineral de sus suelos produce sustratos de colores diversos; como nombre del proyecto es un homenaje a la riqueza cultural y lingüística de los pueblos de México.

El grupo Yodoquinsi apuesta por esta diversidad a través de los instrumentos que tocan, los cuales han sido utilizados por distintos pueblos originarios de México antes de la llegada de los españoles. Las voces del huehuetl, el teponaxtle, los tenábaris, silbatos de barro y trompetas de caracol suenan para darle vida a su música.

Una peculiaridad del proyecto es que no inició propiamente como un grupo musical, si no como un pequeño festival cultural, alrededor del año de 1985. Inició como una serie de veladas bohemias entre amigos de la universidad y sus vecinos de San Juan de Aragón; y fue durante uno de estos encuentros que los integrantes tuvieron un acercamiento a los instrumentos mesoamericanos, gracias a su vecino Alejandro Montiel.

Aunque siempre han tenido composiciones propias, hasta cierto punto de su trayectoria se basaron también en la reinterpretación de sones antiguos para sus presentaciones. Actualmente, su repertorio se compone sólo de piezas originales con un sonido único.

A finales del año 1987, debutan formalmente como agrupación durante una transmisión en Radio Educación, después de un proceso orgánico que los fue conformando poco a poco como proyecto musical.

Algunas influencias del grupo

Hablar de influencias musicales es complicado, debido a la diferencia generacional entre los integrantes del grupo. Aunque en diversos momentos del grupo transitaron entre las influencias de la canción de protesta, la trova y el rock mexicano; los sones tradicionales de los pueblos originarios de México conformarían el punto de partida para el sonido de Yodoquinsi.

Sin embargo podemos hablar de una gran influencia del grupo Tribu, no sólo musicalmente; si no también en el sentido de que de ellos aprendieron sobre la fabricación de los instrumentos, en particular de tambores y silbatos de barro. Además, los integrantes de Yodoquinsi se han apoyado en también conocimientos desde la etnomusicología para sus creaciones sonoras.

Sobre “Voces Antiguas”, su proyecto más reciente

Desde muchas culturas originarias, los instrumentos musicales no se consideran sólo objetos, si no como personajes que poseen su propia voz y jerarquía. A partir de este concepto y el interés por resaltar la diversidad de las culturas indígenas contemporáneas, surge el proyecto Voces Antiguas: el cual fusiona letras y poesía en lenguas originarias con música original de Yodoquinsi.

La finalidad de este proyecto es difundir al público general no sólo diversidad lingüística, si no también a la cultural. Existen varios prejuicios respecto a lo que “es o no es indígena”, muchas veces dictado desde una idea de “pureza” que no reconoce las fusiones y los sincretismos dentro de las expresiones culturales de los pueblos originarios.

La iniciativa de Voces Antiguas es una forma de confrontar estos prejuicios, mostrando que los simbolismos de las antiguas culturas mesoamericanas prevalecen a través de las expresiones de sus herederos actuales. Este proyecto implicó un esfuerzo colaborativo a través de redes que se han tejido junto al grupo a través del tiempo. La importancia de tejer estas redes intercomunitarias radica en que se crea un apoyo en la difusión y participación mutua entre sus actores.

Este proyecto fue apoyado por el programa PACMyC y puedes ver todos sus videos aquí.


Grupo Yodoquinsi son: Víctor Acevedo Martínez, Carlos Alberto García Acevedo, Rubén Acevedo Martínez y Luis Fernando García Acevedo, quien amablemente nos concedió una entrevista para la elaboración de este artículo.

Fotos y texto por Susana H Frías

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