Los días 15 y 16 de mayo, se llevó a cabo una jornada de elecciones históricas en Chile. Candidatos independientes y de oposición obtuvieron un tercio de los lugares para la Convención Constituyente que redactará la nueva Constitución Chilena.

La actual Constitución de Chile data de 1980 y se emitió durante el mandato de Augusto Pinochet. Las reformas incluidas en el actual documento promovieron medidas neoliberales que alguna vez presentaron a Chile al mundo como una economía envidiable. Sin embargo, estas medidas que favorecen la inversión privada por encima de la atención del estado; revelaron una serie de desigualdades respecto a la garantía de derechos como la salud.

Desde octubre de 2019, se llevaron a cabo protestas en Chile para denunciar la desigualdad social y exigir el cambio a la Constitución; un año más tarde, en octubre de 2020, se aprobaría este cambio. La Convención Constituyente electa cuenta con 9 meses para redactar el texto para la nueva Constitución; el cual será aprobado o rechazado a mediados del año 2022.

La Convención Constituyente electa destaca por su paridad de género y la presencia de pueblos originarios reconocidos por el Estado. La presencia de mujeres e integrantes de pueblos indígenas en la Convención; favorecería la elaboración de políticas que beneficien tanto a la equidad de género como al desarrollo de los pueblos originarios en Chile.

Al marcar una pauta para otros países Latinoamericanos, una de las grandes preguntas es qué pasará con las medidas neoliberalistas chilenas después del cambio constitucional; y qué impacto podría tener este cambio en países que han buscado imitar el modelo económico de Chile.


Con información de BBC

Foto de portada: Carlos Figueroa vía Wikimedia Commons

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