“Eres un hombre de buen entendimiento y de corazón grande, sé que podrás lidiar lo que aquí acontece”.

Los integrantes de una compañía de cómicos itinerantes roban un libro a un par de viajeros franciscanos. Urgidos por conservar la atención de su público en los lugares que transitan, se dan a la tarea de descifrar el contenido del objeto robado con el riesgo que supone difundir contenidos controlados por la cofradía de frailes. En el complicado encuentro de ambas partes, uno de los frailes revela su verdadera identidad y su cruzada, la cual consiste en ofrecer nuevas interpretaciones sobre los relatos que el libro difunde. Es así como El sendebar o Libro de los engaños e los asayamentos de las mujeres comienza su ciclo de representaciones frente a la fuente en Centro Cultural Universitario, C.U.

    Sobre esa secuencia de robo, recuperación y revelación de la verdad, la propuesta textual y dramatúrgica de Mariana Hartasánchez en colaboración con la compañía del Carro de Comedias de la UNAM presenta una crítica sensible sobre uno de los asuntos más recurrentes en la cultura universal: la mujer que es empujada a realizar actos transgresores para ser reconocida en el universo que habita y el daño que causa el conocimiento superficial del contexto de producción y recepción de las fábulas que contienen este tipo de personajes. 

Desde las tablas, no obstante, la cruzada está más allá del desarrollo en torno a la situación de las mujeres en la historia de las sociedades antiguas y modernas. El dispositivo de representación, diseñado para la transmisión de un mensaje dramático revolucionario, es rico en cuanto a la muestra de conflictos que entrelazan el devenir de una mujer que “aprendió a crecer detrás de una fachada masculina” y una compañía de graciosos interpretes, que entre ires y venires característicos de su profesión, incentiva el debate por medio la puesta en acto de los contrastes entre la concepción binaria de género y la aceptación o rechazo de los discursos de poder que privilegian a los hombres.

 De esta manera, se crea una vuelta de tuerca durante la representación que somete a juicio una moral que para nada resulta acomodaticia según lo muestran los personajes; por el contrario, de manera repetida, pero variada y muy graciosa se lleva a los espectadores a centrar su atención en los sujetos en conflicto sin dejar de atender el contexto ficcional al que pertenecen; y, al mismo tiempo, se propone la dignificación de una colección de relatos que bien podría utilizarse en nuestros días para apuntalar la opresión que han sufrido las mujeres desde tiempos remotos, pues su naturaleza ejemplar moralizante “enseña a los hombres a cuidarse de los engaños, de las trampas, de las triquiñuelas [… y] de las mujeres”.

    La riqueza de la muestra del Carro de Comedias, es, por demás inagotable. El espectáculo y su contenido reflejan un intenso trabajo de los actores sobre el texto de Hartasánchez, cuya experiencia en el quehacer literario se manifiesta constantemente, pues no para de lanzar granadas llenas de pulla sobre otros asuntos como comprensión lectora y educación institucional, los qué dirán vigentes, el amor, el odio; de proporcionar disputas y duelos de espada y, por supuesto, de sugerir las dificultades que acarrea hacer teatro y escribir teatro, así como la integración del teatro dentro del teatro. Los comediantes, sobra decir, se dan a la tarea de transmitir la recuperación de todo ello, aunado a un registro lingüístico, valioso, quizá, únicamente dentro de los círculos literarios especializados, y que resulta diferente al oído por su musicalidad y extraña expresión. Así pues, los espectadores son involucrados por la juguetona y maravillosa dinámica actoral, que endulza con comicidad los asuntos amargos, sin que se pierda de vista que no es necesario destrozar un monumento cultural si se posee la voluntad e inteligencia para observar con atención, comprender y rescatar del olvido el virtuosismo que éste encierra. 

La cruzada de una fémina ilustrada, finalmente, se nutre de la cuidada lectura de un libro antiguo cuyos contenidos siguen vigentes, propone al espectador un viaje en el tiempo y abre nuevas ventanas de entendimiento, antes que acrecentar conflictos o polarizar sus partes. Si cualquier lector desea asistir, bien podrá mirar en escena un ejercicio crítico, a cada momento divertido, comprometido y lleno de sutiliza; pero será usted, asistente al espectáculo, quien tendrá una interpretación más rica, acompañada, al concluir el espectáculo, de una carcajada seria. 

AvE   

Edad sugerida: niños, adolescentes y adultos.

Duración: 1:30 aprox.

Horario: sábados y domingos 11:00 hrs.

Lugar: Centro Cultural Universitario, frente a la librería Julio Torri.

Entrada: Libre, pero limitada por la organización debido a la contingencia sanitaria.

Indispensable: Cubrebocas, no asistir si se está enfermo.

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