El 16 de abril de 1964, el Ejército mexicano extrajo un monolito del pueblo San Miguel Coatlinchán en Texcoco; a pesar de la resistencia de sus pobladores. Identificada como el dios Tláloc, esta pieza ahora se exhibe en una fuente del Museo Nacional de Antropología. Sin embargo, los pobladores de Coatlinchán aseguran que esta figura no es el dios de la lluvia; si no su mujer: la Chalchiuhtlicue. Este contexto es importante en la trama de Granicero.
Granicero es un largometraje documental de Gustavo Gamou; dónde se sigue la historia de Noé: un ingeniero en electrónica que sobrevive al impacto de un rayo. Tras este incidente, Noé se interesa por la tradición de los graniceros: personajes rurales cuyo rol en la comunidad es el de llamar a las nubes para pedir o alejar la lluvia. La señal que les otorga este don, es el toque del rayo.
La historia de Noé se entrelaza con la de Timoteo: granicero de Coatlinchán; a quien su padrino le predice el don de trabajar el estado del tiempo desde antes de nacer, pues su madre fue alcanzada por un rayo. Noé se encuentra más adelante con Don Timo; para entender mejor su encuentro con el rayo y los sueños que ha tenido después de este.
Los testimonios de varios pobladores de Coatlinchán, coinciden en que las lluvias cambiaron después de que el gobierno les quitara el monolito. Aseguran que llueve mucho menos, mientras que la Ciudad de México se inunda desde que llegó su Diosa del Agua.
De producción sencilla, pero con un mensaje poderoso; Granicero es un documental que nos permite maravillarnos del don que poseen personas como Don Timo; quienes conectan de tal modo con la naturaleza, que pueden tener con ella una comunicación y un entendimiento muy profundos.
Granicero de Gustavo Gamou está disponible de forma gratuita a través de FilminLatino
Con información de La Jornada
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